Algo así me siento todos los días...

miércoles, 31 de octubre de 2007

La número 20

La verdad nomás escribo porque sí... sólo quería completar 20 entradas este mes, jeje. Es que es un número bonito... además, es el mes que más entradas he publicado =O Eso habrá que festejarlo de alguna manera, jajaja. Porque oigan, mi trabajo me ha costado, no crean que no... y con sus ires y venires y los altibajos, pues aquí ando todavía dando un poco de lata a la Internet con mis cosas y así, jaja. Por cierto, creo que debo retomar la joticanción del mes y seguiré con esto de los foros... bueno, hasta ahora mi foro no ha tenido comments u_u pero bueno, lo puse ayer, habrá que esperar, jeje. Hay que buscar siempre cómo darle más... vida, al blog, jeje. Gente, los quiero, un abrazo a todos, en especial a mi Zodito mosho!!! Te kedo cosa!!! (Ya basta, demasiada cursilería, jajaja). Y esta fue mi entrada número 20 del mes!! n_n

martes, 30 de octubre de 2007

Foro de discusión: Los wannabe

Por cierto, abro foro de discusión...

¿Qué carajos con esos malditos wannabe?

No es por nada, pero me caga, léase, CAGA, la gente así. O sea, por favor, de una vez ubíquense donde deben de ir. Una cosa es soñar con lograr algo y tener un cierto estatus, otras es sin tener el estatus obtener cierta cultura, conocimientos y refinamiento que le permitan a uno verse y comportarse como alguien de dicho estatus. Pero otra es crearse una fantasía de algo que no existe y querer alcanzar algo que ni en sueños lograrán, y peor aún, creer que ya están ahí. En lo personal, reitero mi posición... los odio. No hay nada peor que alguien que pretenda ser lo que no es y encima lo presuma a todo mundo, generando así un mundo de fantasía de color rosa. (Al menos para ellos, porque a sus espaldas, todo mundo se ríe de lo que hacen y dicen...)

Al menos ésta es mi humilde opinión. Podría explayarme más pero es mejor retener esto aquí, por aquello de herir sensibilidades o provocar cualquier cosa. Pero si leen esto, no duden en dejar al menos un comment de colado por ahí, diciéndonos que piensan al respecto. Podemos armar algo muy interesante a partir de todo esto. ¿Qué opinan?

Renacimiento

¿Saben? He estado pensando mucho las cosas, y siento que me hace falta una renovación y un giro a lo q' soy. Hay cosas que definitivamente debo cambiar, hay otras que tengo curiosidad por conocer, hay otras que quizá las cambie para complementarlas y hacerlas coherentes a mis nuevos cambios... pero a fin de cuentas habrá cosas nuevas en todo esto. Sí, no será fácil, yo soy el primero en aceptarlo. Sé lo que me costará, en algunos casos, llevar a cabo esos cambios y poder en serio seguir adelante con ellos, y no caer y desistir a los pocos intentos. Habrá muchas cosas nuevas, seguramente el Fernando que muchos conocen se quedará sólo en un recuerdo... tal vez algunos reencuentren al Fernando que en algún momento conocieron. No, no diré aquí de que trata todo esto. Aquellos que me conozcan lo suficiente lo sabrán o podrán adivinar, los que no... pues quizá ni siquiera noten el cambio del todo. Pero eso sí, algo nuevo viene... y no, no pienso esperarme hasta el año nuevo para arreglar eso, es demasiado tiempo para mí. Las cosas cuando deben de ser... y deben de serlo ahora. Deja ser a lo que tiene que ser y deja ir lo que se tenga que ir... bienvenida la nueva etapa. Renacimiento en proceso.

lunes, 29 de octubre de 2007

Sólo... es... ¿qué carajos?

No es eso, es lo otro...
No es lo que parece, siempre es más.
El bosque es oscuro.
Oigo los siseos.
Veo las sombras.
Se suelta... es frío ahora.
Frío afuera, frío adentro. Es raro.
No es lo que es, es lo que no cree ser que es.
Uno, o dos, o cinco.
Nuevos o viejos.
Los tiempos cambian.
Las cosas son nuevas.
Son etapas.
Son permanentes.
Es mierda.
Es... ¿por qué es tan difícil?
Es raro.
Es nuevo.
Es familiar.
Es viejo.
Es lo que tú conoces.
Es lo que no has vivido.
Vamos, no espero que me entiendas.
No lo escribí para que lo hagas.
Sólo... tenía que decirlo.
A la mierda.

viernes, 12 de octubre de 2007

Coleccionando amantes de paso en las sábanas de un cuarto de hotel (Capítulo V)

Era raro encontrar quién quisiera darte más de lo que pedías, fuere por la razón que fuere. Si la gente está dispuesta a pagarte, lo hacen dentro de un cierto límite. En más de una ocasión me pasó que perdía un prospecto porque consideraba el precio demasiado alto. En otras ocasiones debía bajarlo para lograr mantenerlo, pero otros salían huyendo antes de proponer un ajuste económico. Una vez hubo uno que no quiso pagarme. Era un hombre demasiado agresivo.
Alex siempre se ha preocupado por mí. Me instaló una alarma en el cuarto para sonarla si llegaba a necesitar ayuda en alguna ocasión. Me salvó la vida esa vez. El hombre no quiso pagarme lo que me debía, argumentando que no era lo que él había esperado, y que él no pagaría por algo que no había disfrutado. Cuando traté de hablar con él y convencerlo de que me pagara, comenzó a enfurecerse. Todo se puso peor cuando le negué la salida del cuarto. Se puso tan agresivo que hasta me dio miedo. Temía realmente que algo me pasara.
Toqué la alarma. Traté de protegerme del hombre pero éste me golpeó en la cara y me tiró al suelo. Sentí la sangre en mi boca, me había lastimado. Se agachó y me recogió del piso, tirándome a la cama. Me dijo que se iba a cobrar a su manera, y que me fuera preparando para lo que venía. Afortunadamente, la puerta se abrió en el momento. Alex entró con una pistola e hizo que el hombre se alejara de mí. Antes de irse, asustado y maldiciéndonos a Alex y a mí, dejó todo su dinero como compensación por mi trabajo y por lo que me había hecho. El arma de Alex poseía argumentos de mucho peso que no pudo rebatir.
Una vez que se hubo ido, Alex se acercó a mí y me revisó la boca. Me dijo que no era serio y que estaría bien, pero que debería esperar un poco antes de volver a trabajar, porque nadie me contrataría con esa cara. Yo agaché la mirada. Estaba asustado, herido, deprimido. Alex lo notó, me abrazó y me dio un beso en la frente. Me ayudó a vestirme y me llevó a su oficina, al lado de mi habitación. Así había llegado tan rápido.Me limpió y me curó la boca. Ardió hasta el alma, pero como buen hombre me aguanté. Alex se rió de mí cuando notó mi cara de dolor y le explique mis razones para no quejarme. “¿Hombre? ¿Tú? Jajaja”. No era con mala intención, por supuesto. Una broma típica para los gay, especialmente para los pasivos. Sonreí yo también, aunque el dolor del labio no me permitía reírme bien. Esa noche me dejó dormir en su cuarto, él se quedó en un sofá de la oficina. Esa noche, por primera vez, dudé acerca de lo que estaba haciendo con mi vida.

Vayamos de la mano

Te querré en la medida que me quieras.
Me entregaré en la medida que te entregues.
Interés y cariño recíprocos.
Te daré lo que me des.
Vayamos a la par, vayamos de la mano.
Sigamos el mismo sendero.
Ven junto conmigo, lado a lado.
No te adelantes, no te retrases.
Se trata de ser uno.
Se trata de estar siempre juntos.
Interés y cariño recíprocos.
Vayamos de la mano.
Te querré en la medida que me quieras.

jueves, 11 de octubre de 2007

La frase del día!!!

Dios está en todos lados, es omnívoro.
Homero Simpson

*(Claro!! Sólo el podía decir algo tan profundo y cierto acerca de Dios!! Quizá debiéramos hacerlo Papa... no lo creen?? Sería mejor que Mazzinger Z... perdón, digo Ratzinger, jaja. By the way... ¡Que viva el Monstruo de Espaguetti Volador! No olviden orarle antes de cada comida, jejeje).

Coleccionando amantes de paso en las sábanas de un cuarto de hotel (Capítulo IV)

El hombre me volteó boca abajo. Sí, ya sabía lo que venía. Me preparé mentalmente para ese momento. A veces me era sencillo, a veces era muy doloroso. Hacía poco no había tenido ningún problema, así que esperaba que en esta ocasión fuera igual. Sentí sus dedos. Sí, era mejor que lubricara y me fuera preparando poco a poco. Siempre facilitaba mucho las cosas. Y si eran fáciles, eran mejores para mí.
Y sí, lo hizo. Efectivamente, fue sencillo, sin problemas, sin dolor. Ahora me tocaba actuar. Entiendo perfectamente a las mujeres cuando se quejan de sus hombres, que no son capaces de satisfacerlas como debe de ser. Me pasa seguido. Sólo piensan en ellos, en su placer, en eyacularnos y dejarnos ahí. Este hombre no era la excepción. Yo sólo gemí y grité como suelo hacerlo, hacerle creer que es un tigre en la cama. Claro, no tardó en venirse y caer rendido. Salió y se acostó al lado. Yo me quedé como estaba, agradecido de que hubiera acabado ya. Después del típico elogio de lo bueno que había sido, y de responderlo de manera recíproca diplomáticamente, me levanté de la cama. Fui por mi ropa y me la puse. Me detuve a ver las rosas secas.
Cada rosa, un hombre, un cliente, un amante efímero. Era mi colección personal, mi colección de amantes. Quizá no podía tenerlos a ellos en una repisa, adentro de cajas de cristal o ni siquiera en fotos. Pero mantenía el recuerdo de cada uno por medio de esas rosas secas, tan secas como mi alma y la de ellos. Secas como los sentimientos que pudiera haber entre nosotros. Marchitas. Así me sentía en esos momentos. Moribundo, vacío, solo, desamparado. Nostálgico. Nostálgico de algo que no conocía, de algo que no recordaba, nostálgico por el simple hecho de estarlo. Mañana habría dos rosas secas más para mi colección. Dos amantes marchitos más que agregar a mi deprimente lista.
El hombre me habló, era hora de pagarme e irnos. Me quedé quieto unos segundos y le pedí mi dinero. Me quedaba en la habitación, necesitaba pensar un momento y descansar. Se sorprendió, era lógico. Argumenté que yo pagaría el tiempo extra, que no se preocupara. Ya no regresaría a trabajar esa noche, me iría a mi casa luego de estar ahí, pero que me dejara. Me miró extrañado, pero accedió. A fin de cuentas, no le importa en lo más mínimo lo que yo haga de mi vida. Una vez me entrega el dinero se acaba cualquier tipo de relación entre los dos, y volvemos a convertirnos en un par de extraños que jamás en la vida se han visto.Tomé el dinero, eran mil quinientos pesos. Lo miré sorprendido. Me dijo que había sido la mejor vez de su vida y que me dejaba un extra por eso y para una hora más del cuarto. No pude hablar; era la segunda vez en la noche que algo así pasaba. Cuando finalmente reaccioné sólo acerté a dar un “Gracias”, tartamudeando y bajé la vista. Guardé el dinero en mi bolsillo trasero. El hombre sonrió y salió de la habitación. Qué raro… dos veces en una noche, eso no me había pasado nunca.

miércoles, 10 de octubre de 2007

Coleccionando amantes de paso en las sábanas de un cuarto de hotel (Capítulo III)

El carro se detuvo y se apagó. El hombre esperó a que se cerrara la puerta de la cochera del cuarto y entonces abrió la puerta y se bajó del auto. Yo hice lo mismo. Esperé a que subiera las escaleras y abriera la puerta. Sí, ése era mi cuarto; igual que siempre. Recogido, ordenado, aroma de inciensos, velas y mi taburete lleno de rosas secas. Ahora debía conseguir dos más para mañana.
Actué rápido, me quité la ropa y la puse a un lado, los pantalones hasta abajo. Había que mantener mi dinero lejos de él. Mis llaves, el celular, mi cartera y otras cosas las tenía guardadas en un cajón. Nadie nunca lo abría, ni siquiera se acercaba a él. Estaban seguras ahí. Pero el dinero de cada noche sí debía cargarlo yo, y no dejaría que alguien intentara robarme mientras me desviste. Me acosté en la cama y esperé.
El hombre comprendió parte de mi plan y no perdió tiempo en despojarse de sus ropas tampoco. En cuanto estuvo desnudo se echó a la cama, sobre de mí. Comenzó a besarme el cuello y acariciar mi cuerpo, pasando de inmediato sus manos a mi entrepierna. Yo sólo me dejaba llevar, como cada noche. Evitaba verlos a los ojos y aún menos besarlos. Ya había entregado mi cuerpo, no haría lo mismo con mi alma. Quizá ya no era virgen, en el sentido que muchos piensan. Pero para mí, mientras no me hubiera entregado en un beso, no habría perdido mi virginidad realmente.
Siempre era lo mismo, por eso no me preocupaba de ser besado. En cuanto veían mi cuerpo desnudo, se lanzaban a lo que realmente les importaba. Un beso era nada para ellos. Era una pérdida de tiempo. ¿Para qué besar si se podía pasar directamente a algo mejor? Eso demostraba que mi estrategia funcionaba. Después de todo, no me pagaban por besar o ser besado. Claro, eso no exenta que más de uno haya intentado. Pero siempre me niego. No les importa, mientras les entregue lo demás.
En algunas ocasiones he sido el que ha sentido el impulso de besar, pero debo controlarme. No, nunca he conocido lo que es el amor en verdad, supongo que por eso me confundo a veces. Hay quienes me tratan estupendamente y me generan un sentimiento de protección. Me siento bien. Y quiero besarlos. Pero no lo hago, sé que no debo hacerlo y me controlo para evitar cometer una tontería. Es obvio que ese sentimiento es una falacia, provocada por las maneras de esos hombres. O quizá por mi falta de un verdadero amor que me dé una pauta a seguir.
El más memorable ha sido Andrés. Sí, aún lo recuerdo. Yo tenía 17 años al conocerlo, él me llevaba diez años. Siempre se portó muy lindo conmigo. Me veía al menos unas dos o tres veces por semana, claro, sólo para ir al hotel. Pero me frecuentaba mucho. No sé decir si me enamoré de él, pero la verdad sí me interesó. Especialmente por su actitud y su insistencia. Incluso perdí ya la cuenta de las veces que lo hicimos, pero fácil fueron más de diez o quince. Y en las últimas debí resistir grandemente el impulso de besarlo.
Era un hombre bastante interesante, muy listo, platicador, atento, curioso, inteligente, alegre, detallista. Ha sido el único que tuvo el valor de abrazarme al menos cinco minutos luego de haberlo hecho. La primera vez me resistí un poco. No me gustaba la idea, además de que me hacía perder tiempo. Pero con el tiempo me fui acostumbrando y hasta me fue gustando. La última vez creo que hasta me quedé dormido. Fue mi único cliente de esa noche, pero no me importó. Me gustaba estar con él. Hasta que desapareció. Nunca supe qué fue de él, simplemente ya nunca volvió a aparecerse por mi calle.Algo dentro de mí se sintió raro cuando dejó de ir. Pero no podía permitirme sentir, era algo que iba en contra de mi profesión. Lo dejé pasar, como uno más, simplemente otra persona que solicitaba mis servicios en busca de compañía por un momento. Pero dentro, muy dentro de mí, sí sentía ese extraño dolor que nunca logré entender, y hasta la fecha me sigue siendo un misterio.

martes, 9 de octubre de 2007

Coleccionando amantes de paso en las sábanas de un cuarto de hotel (Capítulo II)

El claxon me regresó de nuevo al mundo real. Volteé y el carro estaba justo a mi lado. Un hombre de no más de treinta y cinco años estaba en él, sonriéndome. Abandoné mi cara de perdido y me acerqué con una sonrisa pícara hacia él. El ritual básico. Saludo, plática, coqueteo, hablar de precios, subirse al auto, viajar al hotel. Mi cuarto reservado estaría listo nuevamente. El trato era ese. Yo llevaba clientes, Alex cobrara más caro de lo normal, me daba una parte al final de la noche y se comprometía a tenerme el cuarto listo para cada cliente. Siempre ha sido tan bueno conmigo.
Una vez me invitó a cenar. Me dijo que me tomara un día libre y fuera a cenar con él, tenía ganas de platicar conmigo y conocerme mejor. Al inicio dudé, pensé que sería como otro de mis clientes, pero no fue así. El mostraba un interés real en mí. Se preocupaba. Me sorprendió encontrar a alguien así, nunca me había topado con alguien que me tratara de esa forma. Pero me agradó, me sentí a gusto. Le tomé cariño. Y hasta la fecha no se lo pierdo.
Él conoce los riesgos de este negocio, él mismo me los dijo más de una vez. Insistió en ayudarme, no quería dejarme solo a mi suerte en un mundo como éste. Periódicamente se encargaba de llevarme con un doctor, a una clínica privada. Nunca confió en las clínicas públicas, dicen que estorban más de lo que ayudan. El análisis general de cada cuatro meses. Nunca salió nada malo, afortunadamente. Pero siempre tenía la misma cara… antes de que entregaran el sobre se tensaba. Pobre… siempre lo hago preocuparse por mí.
La voz conocida de Juliana me saluda desde la ventanilla. Le esbozo una sonrisa y regreso la mirada al frente. Ya habrá avisado seguramente para que salgan de mi habitación antes de que llegue con este hombre. Sería malo para mí si llegara y encontraran la habitación con señas de haber sido usada. O sería malo para Alex, ya que el cliente le acusaría de no tener el cuidado adecuado de sus instalaciones. ¿Cuántas personas pondría Alex a encargarse de mi habitación cada noche?
Me propuso el trato en la cena. Llevaba realmente poco de conocerlo, a lo mucho un mes. Me sorprendió la presteza con la que decidió establecer ese tipo de relación conmigo. Pero bueno, Alex es un hombre de negocios. Donde ve la oportunidad, la aprovecha. Sabía que yo era un cliente frecuente y que iría más de una vez por noche a su hotel. ¿Por qué no aprovechar la situación? Si lograba engañar a los clientes y cobrarles un poco más de lo normal, el negocio sería bastante redituable para él. Sólo no entendí por qué insistió en pagarme también. Cualquier otro me hubiera dicho que me bastara con lo que me pagaban ellos, pero él no. Él decidió ayudarme todavía más. Llegaba a darme hasta mil pesos por noche. Mis ingresos eran de hasta más de tres mil pesos por noche.
Pude darme una gran vida con eso. Ropa de marca, comida cara, celulares, Ipod, antros, fiestas, vicios. Hasta una laptop me compré. Incluso me pago yo sólo mi alquiler. Era un departamento pequeño, más bien casi cuarto. Dos habitaciones, un baño chico, una sala comedor del tamaño de sólo uno de los dos y una cocina que más bien era un pasillo. Y el patio era como de juguete. Pero no importaba, sólo vivía yo ahí. Y casi no pasaba tiempo en él. Solía vivir mi vida en el centro, en los cafés, restaurantes, en los cines, paseando por todos lados.
No, no tenía amigos de verdad. Conocidos muchos, algunos “compañeros de trabajo”, pero ningún amigo verdadero. En ocasiones los muchachos y yo nos juntábamos para hacer algo, darnos un día libre del trabajo diario. Claro, eran fiestas de lujo y perdición. Todos, ganando buen dinero, sin más en qué gastarlo que en uno mismo… No creo que sea necesaria más explicación.

Oración al Dios de Espaguetti

Espaguetti nuestro que estás en el plato,
santificadas sean tus albóndigas,
venga a nosotros tu salsa de tomate,
hágase tu voluntad en la cocina como en la mesa.
Danos hoy nuestra albóndiga de cada día,
perdona nuestra falta de apetito
y la falta de apetito del que nos ofende.
No nos dejes caer en la dieta
y líbranos de la no tentación.
Ramen

lunes, 8 de octubre de 2007

La frase del día!!! (Edición extra especial)

Si el Aconcagua quiere atacarte, tú siempre puedes morderlo.

*(Hay siempre que estar atentos al Aconcagua y sus movimientos... y en verdad, no existe mejor defensa que morder. Habla la voz de la experiencia, jajaja).

Las frases del día!!!

Se me atora la gorda.

Encima de la costra ya no se siente nada.

*(Por primera vez en la historia de las frases del día, omitiré mis comentarios... las frases hablan por sí solas.)

Coleccionando amantes de paso en las sábanas de un cuarto de hotel (Capítulo I)

Cierro la portezuela. Reviso mis bolsillos; todo en orden. El carro se aleja y yo vuelvo a quedar solo, como casi todas las noches. El dinero ya está en mi bolsillo y no le quito la mano de encima. Es como si fuera a desaparecer en el primer momento que lo suelte. Me costó ganarlo, sufrí por él… no quiero que se vaya.
Bueno… siendo totalmente honestos no sufrí del todo por este dinero. Sí, al inicio pasa… a la fecha todavía en ocasiones me llega a doler. Pero… si lo comparamos con el placer posterior… No, realmente no sufrí por este dinero. Pero a fin de cuentas es mío, no quiero que le pase nada.
Recuerdo la primera vez que me gané mi dinero. Lo sostenía casi con tanta fuerza como hoy. Habían sido ochocientos pesos. En eso momentos me parecía demasiado y no cabía en mí de alegría. Era tanta mi emoción que fui de inmediato a celebrarlo en un bar cercano pidiendo algunas copas. Vodka por supuesto, no pensaba brindar con algo más.
Me confortaba saber que podía tener más noches como esa, saber que podría ganar hasta más de mil o dos mil pesos en una noche si me lo proponía. Esa noche decidí detenerme a la primera sólo por celebrar, por sentir que lo había logrado. Pero la siguiente noche no sería así. Recordaba mientras tomaba mi segunda copa lo hechos de esa noche. La caminata nocturna, el carro, la plática previa, el viaje al hotel… lo demás.
Fue rápido, eso también lo agradezco. Al inicio me daba mucho miedo y prefería que terminara lo antes posible. Eso sin tomar en cuenta el dolor. Para mí, mientras más pronto me deshiciera de ellos, mejor. Me convino esa rapidez. A él le apenó. Por eso me dio más dinero, buscando compensarme. En parte me daba pena aceptar más de lo que había pedido, pero algo en mí me motivó. “¡Tómalo!”.
Sí, lo tomé y me fui. Al menos por esa noche. El lugar me había agradado y me decidí que volvería ahí a la siguiente noche, y la que seguía de esa, y así sucesivamente. Al poco se me hizo costumbre, me hice amigo del dueño, la convertí en mi habitación. Tomé una costumbre. Comprar rosas y dejarlas secar, barnizándolas después y dejándolas todas en un rincón de la habitación. Una por cada persona. A veces eran hasta dos o tres rosas por noche.No tardé en ir llenando el cuarto de rosas secas y barnizadas. Le daba un aspecto interesante y raro al cuarto, pero a mí me agradaba. Con el tiempo hube de necesitar un mueble especial sólo para mis floreros. Me negué a deshacerme de ellas a pesar de las quejas de Alejandro. No podía dejar que se deshiciera de ellas. Era como deshacerse de una parte de mí.

viernes, 5 de octubre de 2007

Y es que...

Y es que nadie dijo que esto fuera fácil. Al contrario, por todos lados se ven los letreros que advierten, diciendo que estás a punto de iniciar una difícil empresa. Y es que nadie dijo que fuera un juego. Porque aunque para algunos puede ser visto así, como algo tan simple, en realidad encierra situaciones más complejas de lo que aparenta. Y es que nadie dijo que debía pasar lo que esperas. Porque sólo son suposiciones y fantasías, ideas creadas por ti mismo y que no tienen un fundamento sólido. Y es que nadie dijo que me vaya a dar por vencido.
Y es que hace mucho no lucho por alguien. Y es que hace tiempo no tengo este deseo. Y es que hace tiempo no me invade más el cariño que la lujuria. Y es que hace tiempo que no me doy cuenta de lo que puedo perder.
Y sé lo que más de uno me dirá. Y sé lo que ha de pasar. Y sé que he de entrar en terreno peligroso. Y sé que no puedo estar a salvo. Y sé que todo lo quiero dejar ahora en este intento, a pesar de las contradicciones y las barreras. Y sé que ha de ser mi último intento. Ha de ser mi última batalla. Ha de ser lo último que sepan de mí, porque después de esto no existirá más el yo, porque después de esto habré de morir por un largo tiempo. Porque serás tú mi último objetivo... mi batalla final.
Y es que nadie dijo que esto fuera fácil. Y es que nadie me aseguró que te tendría. Y es que nadie me dio verdaderas esperanzas. Y es que nadie dijo que debías obedecer mis deseos y sentimientos. Y es que nadie dijo que deba obligarte a esto. Pero también nadie dijo, que no debiera sentir lo que siento...

Joel

Y el rayo cayó. Joel lo había estado esperando toda la noche. Y se había tardado. Joel miraba el reloj. Eran las doce con siete minutos y veintitrés segundos. Joel lo grabó en su mente, debía recordar la hora exacta.
El cielo nocturno, oscurecido aún más por la presencia de las negras nubes, le daba a la calle un aspecto realmente tétrico. Joel hubiera preferido que pudiese haber al menos un resquicio de luz de luna, algo que alumbrara un poco más esa oscuridad fuera de lo común. Pero hasta las farolas de la calle se habían apagado.
Dentro de su casa, en ese bastión que para él era su cuarto, se sentía protegido. Lo que fuera que estuviese allá afuera no lo podría alcanzar dentro de esas cuatro paredes, iluminadas únicamente por el débil parpadeo del reloj digital que estaba sobre el buró. Joel lo miró dos segundos… las doce con ocho. Lo supo entonces… no, no era la hora. Miró el reloj de su muñeca. Estaba detenido. Su bastión había sido violado.
Dio un sorbo a la taza. El café ya estaba frío… pero no había perdido ese fuerte sabor característico del café colombiano. Lo ayudaba a mantenerse despierto. Era justo lo que necesitaba en una situación así. Dormir… no, dormir no era la opción. Bueno, entonces, ¿cuál era? Dio otro sorbo a la taza y miró el reloj parpadeante. Doce con nueve. Qué lento era el tiempo.
Viento, rayo, trueno, grito. ¿Grito? Sí, grito. No, a lo mejor se había confundido. ¿O quizá no? Más bien graznido. Un ave, ave rara. Ave como… ¿infernal? ¡Bah! Demasiada imaginación. Viento, rayo, trueno, viento. Sí, así debió haber sido. Era más lógico.
Tan lógico como esa figura que se movía por fuera de su casa, bajo su ventana, a lo lejos en la calle, entre las sombras, más oscuras todavía de lo normal, de una noche que no esperaba que fuese así. Sí, ahora lo sabía. Era cierto. Un grito… un raro grito. Grito inhumano, casi graznido… sí, algo raro. Eso había sido…
Rayo, luz, grito, sonido de impacto. La taza yacía hecha añicos en el piso, y el resto del café derramado. La boca de Joel abierta a todo lo que daba, y los ojos aún más. Lo había visto. Ahí estaba. Frente a él, durante un segundo. Rodeaba su bastión, su fortaleza. Lo tenía sitiado. Era oficial, la guerra estaba declarada. Y lo pensó, dos segundos. Estaba en desventaja, bastante clara. Era mucha la diferencia y nada podía hacer por ello. ¿O sí? Tendría que averiguarlo.
Se acercó a su minibar y sacó un yogur de manzana. Lo observó unos instantes, de marca reconocida, le gustaba mucho. A falta de café, tendría que tomar algo más. Sólo tendría que poner a hacer más, pero tardaría. Mientras, algo debía hacer. Cerró el minibar y puso la cafetera nuevamente, generando todo un nuevo armamento de cafeína. Debía estar preparado.
Viento, viento, viento… nada. El silencio. La nada. Oscuridad. Joel miró la cafetera. Ésta hacía su café, pero no emitía sonido alguno. Miró por la ventana. No veía nada excepto una oscuridad impenetrable. Los rayos parecían haber cesado ahora. Miró el reloj. Apagado. La cafetera nuevamente. Apagada. Abrió el minibar. Apagado. Miró el foco de su cuarto, el último resquicio de luz cercano. Parpadeó, una vez. Dos veces. Tres veces. Se apagó. Era el momento, lo supo. Ya no había escapatoria. La oscuridad… sí… su bastión había sido violado. La guerra había terminado. Lo supo. Había sido derrotado.

jueves, 4 de octubre de 2007

El arma perfecta!!!

Sí, hemos encontrado el arma perfecta para combatir a la vestida comunista... cómo no se me ocurrió antes?? Diana y yo hallamos qué es lo qye tenemos que darle a Milla Jovovich si queremos que venza a las tenebrosas, peligrosas e izquierdistas vestidas comunistas... Mi lucha!! Claro, todo buen fascista debe conocer este libro y tenerlo al lado de su cama. Siendo la base de todo el fascismo, es claro que una vestida comunista saldría huyendo despavorida tirando su peluca ante su simple presencia, y se convertiría en diamantina ante el más simple roce con el mismo. ¿No es algo hermoso? Jajajaja Sí, esa es el arma infalible... Milla, como te adoro y te apoyo mil en tu lucha contra las vestidas comunistas, te regalaré una versión firmada por el mismísimo Dios Fascista. Salve Hitler!!! Jejeje

Resident Queer II

Sí, siempre pasa en todos los juegos, películas, etc... después de haberte enfrentado contra el monito básico y así viene el siguiente nivel... Un mosntruo más fuerte, poderoso y aterrador. Y obviamente, Resident Queer no es la excepción. Porque tras haber quitado algunas pelucas y roto algunos tacones, Milla Jovovich descubrirá que nuestras tenebrosas vestidas no son el único enemigo que tendrá que enfrentar, sino que ahora viene uno peor y que le dará más problemas... Una vestida comunista. Aaaaaaaaahhhhhhhhh!!!! (corriendo jotamente).
Dios!!! Si existe algo peor que una vestida, sólo puede ser una vestida comunista. No sólo te perseguirá con su peluca y sus taconetz, viéndose tenebrosamente como sólo ellas saben hacer... sino que además te perseguirá con una ideología política asquerosamente horrible que pretenderá volverte igual a todas las vestidas... Miedo mil!!!! Por eso tendremos que darle a la queridítzima Milla todo un arsenal fascista anti-vestidas comunistas para poder superar la siguiente prueba. Y una vez habiendo eliminado a las vestidas comunistas, y habiendo limpiado el camino para la siguiente fase, es hora de prepararse para la fase final... The Big Boss... Pero eso vendrá después... (y en serio, esta vez sí será aterrador... =S)

miércoles, 3 de octubre de 2007

Y si las juntamos...

Hablando el otro día con Diana acerca de las palabras del mes, llegamos a una conclusión bastante interesante. ¿Y si las juntamos? Wow!!! Sería como la oración del año o algo parecido, jajajaja. Y se pueden ir formando cosas bastante... peculiares, jajaja. Por ahora, si juntamos las dos palabras del mes que tenemos oficialmente en mi queridítzimo blog, obtendremos algo que se parece más o menos a esto...

Sométeme intensamente...!!!

Aaaaaaaaaahhhhhhhhhh!!!!!!!! Mi mente vuela demasiado lejos con esto!!! Es demasiado difícil controlarme luego de unir esas palabras... Dios mío... (Oh poderoso mosntruo de spaghuetti.... luego lo explico, jaja ^^u)!!!! No quiero pensar cómo terminará la frase de este año... y eso que tan sólo le quedan dos palabras más!!!! Madre Santa!!!! (Ro, Ro, Ro [aplauso], Ro, Ro, Ro, [aplauso]) Bien... creo que mejor me calmo y omito la media frase del año... o mejor la aplico en alguien!!!!! Jajajajaja

La palabra del mes!!!

Con ustedes, les presento a la gloriosa, magnífica, fabulosa, estresante y bizarra palabra del mes....

Sométeme


Jajaja. En serio no querrán saber el origen de la palabra... Ay Dios... pasan tantas cosas en mi cuarto...!! Jajaja Es broma. Se la debemos a un ensayo de teatro bastante... peculiar, jajaja. No todos los días puedes tener a un niño nice diciéndote "Sométeme, sométeme!!!!". Claro, por afuera yo seguí actuando como si nada... uno q' es profesional, jajaja. Pero por dentro... jajaja. No quiero en serio que quieran saber lo que pasó por mi mente XD.