Algo así me siento todos los días...

miércoles, 30 de abril de 2008

Y la prgunta está en el aire... ¿Podrá Esparta ser derrotada?

domingo, 20 de abril de 2008

Ritmos latinos

Al ritmo de la noche que me dejo llevar por la música latina que recorre mis venas como fuego y me incita a bailar sacando mi espíritu más autóctono y regional mientras suenan los tambores con la guitarra rememorándome la playa y algarabía de una noche de luna llena contigo y tu cuerpo al cual me entrego deseoso y abierto y lleno de amor sin pensarlo porque no te puedo dejar de pensar en ningún momento y sólo ansío que compartas este aire conmigo bajo las estrellas entre la gente y la alegría nocturna con el candor del ambiente que me relaja y pone a escribir solitariamente acompañado en la plaza acústica que es punto de reunión de grandes multitudes que son tan diferentes e iguales entre sí y a las cuales me parezco o tengo mis diferencias también pero ahora sólo puedo escuchar la rumba que resuena en mi corazón y quiere que me mueva y mis pies no se queden quietos porque estoy tan lleno de energía que no sé cómo contenerme pero esta noche no tengo la opción de liberarla toda y he de esperar hasta la siguiente noche para hacerlo ya que también el ambiente acústico se relajó y se tornó viejo y romántico pero un clásico que adoro y no puedo dejar pasar y me incita ahora a cantar aunque quizá mi voz no sea la mejor pero quiero intentarlo porque incluso una noche te he de cantar cuando menos te lo esperes porque quiero sorprenderte y demostrarte mi amor en ese día especial que se acerca pero para el cual aún no estoy listo aunque estoy en proceso de preparar todo para sorprenderte porque te amo y te quisiera conmigo esta noche para oír juntos esas notas o dejarnos llevar por el ritmo jacarandoso que ha vuelto y llena el aire nocturno de la ciudad y los ánimos de la plaza llena de gente que me rodea mientras yo escribo de ti y de mí y de nosotros y de la música y del aire y de la noche y dejo que mi mano corra libre al ras de la hoja guiada o instruida por una serie de pensamientos que no paran y fluyen sin parar aunque a veces parezcan detenerse pero siempre encuentran la forma de seguir aunque sea escribiendo algo que no parece tener sentido pero se trata de llenar la hoja entera o más si se puede de mí y lo que pienso y lo que siento y estoy ya a una línea ahora de cumplirlo aunque al pasarlo digitalmente y qué raro se oyó eso no será del mismo tamaño pero qué más da y sólo uso pero porque no sé cómo usar la palabra sin embargo en este texto y que se me traba con los signos de puntuación que no deben ir para poder darle forma a este texto como debe de ser y se me ocurre generar un nuevo texto con esto que sea un cuento específicamente hablando para mi próxima antología del Decálogo aunque sé que pocos lo entenderán y deberé hacer un esfuerzo titánico para generar una historia y un texto largo con esta técnica ya que nunca lo he hecho pero debo intentarlo si quiero ser un gran escritor ya que un gran escritor siempre innova e inventa y se renueva y prueba nuevas cosas y rompe lo establecido y hace experimentos y juega con la mente de las personas porque se le hace divertido ver las reacciones extrañas de la gente al leer textos así que los dejan con un laberinto mental parecido al de Cristina Rivera Garza e incluso me gustaría que fuera mayor pero eso lo decidirá el público y mi habilidad de narrar al pensar en hilo y sin cortar la conexión de mis pensamientos y dejarlos fluir con toda naturalidad aunque llegue el momento en que se canse mi mano y no quiera seguir y busque entonces ya cómo cortar esto sólo queriendo volver a mencionar que a los ritmos latinos de esta noche fresca y clara no puedo dejar de pensar en ti y sólo sé que te amo demasiado.

viernes, 18 de abril de 2008

Virilidad sesgada

Prefiero no pensar.
Prefiero no hacer nada.
Prefiero no sentir,
no ser.

Prefiero...
te prefiero a ti,
por sobre todas las cosas.
Te prefiero a ti,
tus labios y tu sexo.
Virilidad sesgada.

No hay nada que se compare.
Sensación.
Deseo.
Las ganas dentro de mí.
Las ganas de ti.
Las ganas de ti dentro de mí.

Me corroe,
me corrompe,
me desnuda,
me ultraja,
me usa.

Virilidad sesgada.
Castrado,
social,
mental.
Las ganas,
tú adentro.
El suspiro.

Suspiro, deseo.
Deseo, gemido.
Gemido, sueño.
Son las ganas de ti.

Ganas del deseo,
deseo de las ganas.
Virilidad sesgada.
Entrega, pasión.
El cuerpo, castrado.
Virilidad sesgada.

[Podría comprar un lápiz y hacerme una herida de amor en el pecho.
Sólo entonces recordaría que la verdad es siempre una verdad a medias]

jueves, 17 de abril de 2008

Infierno

Infierno. Comala. Patmos. La mazmorra, aprisionado. No hay escapatoria. Infierno fuera. Infierno dentro. Comala, la soledad de la compañía. Patmos, el fin, la locura. Es el Infierno. Infierno. Satanás, Luzbel. No, ni ellos están aquí. Es más que el Infierno. Y el noveno círculo es el paraíso. Infierno, fuego, ardor. El sopor. El ahogo. La falta de aire, la cabeza da vueltas, la comida quiere desandar la senda. La cabeza, ¿cuál cabeza? No sé si la tengo o no. La dejé en casa. La dejé en el café. La dejé en otro lado, o la perdí aquí. Rodando, de ida, de vuelta, allá, acá. Junto a mis pies, sólo un momento. Calor, ardor. Prisión. Sudor, agua, saliva. Escurre, emana, se derrama, se desparrama, por el cuerpo, por el piso, por el camino. Va dejando el rastro, la guía. Sígueme. Ve hacia dónde voy.

El chirrido, el chasquido, el grito, alarido, gemido, ahogo. Suspiro. Sexo. Desahogo, suéltalo todo. El aire que escapa, aire de sexo. La noche, igual que antes, igual que la que nunca fue. La noche de hoy, el aire se le va nuevamente. Gemido, alarido. Voces, susurros, ruido. Ruido sólo ruido. Segunda prisión. Cadena perpetua, sin fianza, gruesas paredes. Demonios. Demonios de carne en las puertas. Demonios de miedo, de sonrisas. El demonio del espejo, en la puerta. En mi celda. En mi cama. Comala. El demonio en mi cama. La prisión, crece, enloquece. Y la salida abierta. El camino, minado. Gemidos, alaridos. Ruido, el ruido. La cabeza rodando, por aquí, por allá. La opresión en el pecho, en los oídos. Sin oídos. Explotan, sangran, mueren. Oídos, sin oídos.

El sudor, la saliva, la grasa. Excreciones. Por doquier, delante, detrás, a los lados. Ellos, ellos también. Las tienen, las tenemos, las juntamos, las coleccionamos. Me miran, ¿por qué? ¿Qué soy yo para ellos? Yo no soy ellos, no coy como ellos, no soy para ellos, no soy de ellos. Me miran, de nuevo. Las miradas de nuevo. ¿Por qué? Quiero huir, ya, ahora, desaparecer. Hundirme. Agua. Hielo. Hundirme, en la nada, el vacío. Lejos de ellos, lejos del Infierno. Lejos de los gemidos y el chirrido. Y soy la Tierra y sigo mi Sol. Y lo sigo, día y noche, y el trabajo me cansa. Quiero renunciar. Quiero huir.

Miradas por todo lados. Demonios, alrededor, todo alrededor. ¿Por qué me ven? Las voces, guturales, siniestras. En mi oído. En mi ojo. Ya casi, sólo un poco más. La opresión, pecho, estómago, vientre, sexo. El sudor, la huída. La Locura. La Diosa. La Reina. La Locura. En todos lados, a mi frente, detrás de él, opuesta y arriba. Y entra, lenta, suave. Entra por cada orificio, por los poros, por los ojos, por el sexo, por la boca, por mis cabellos, por mis dedos. Entra, no me muevo. Las miradas, la opresión. La locura sobre de mí. El Infierno, el gemido, el alarido. Patmos, la locura, el final. Desesperación. Angustia. Odio.

Almas en pena. Odio. Desprecio, inmundicia, asco. Asco. Repulsión. Elitismo. Lejanía. Rechazo. ¿Por qué? ¿Ellos? ¿También? ¿Por qué? No, no puedo. Cualquiera menos ellos. La barca de Caronte, llena, atestada, derramando amargura. Ellos, ¿por qué? No, no puedo. No con ellos. No soy como ellos. Me veo y no puedo. No quiero. Soy mejor, soy élite. No soy como ellos. ¿Ellos? Asco. No entrarán. Nadie entra, ni siquiera él. Sólo su sexo. No entra el sexo, entra él. Entran los dos en la noche. No entra ninguno al alba. No entrarán, jamás. No me uniré, peor. Almas en pena, ¿ustedes también? Asco, elitismo. No entrarán. Sólo él. Sólo su sexo.

Ardor, Infierno. Pasión. Pasión desbordada. Pasión maligna. Matar, asesinar. Muerte. Dolor. Sangre. Un festín de carne y sangre, de vísceras y fluidos internos. Un festín de deseo, de cuerpo humano. Festín de dolor. Muerte. Almas en pena, mueran, mueran conmigo. Al Infierno todos. Al Infierno las he de llevar. Muerte, dolor. El deseo. Quiero, no lo niego. ¿Será patológico? ¿Será necesidad? ¿Será requisito? Pérdida de la realidad, huir. Mi mundo. Mío. No tuyo. Mío. Muerte, dolor, el otro lado. La otra vida. Lo que tú no conoces y no te atreves. Lo he visto a la cara, a Él, de frente, a esos ojos de oscuridad y temor. Lo he visto, tú no. Requisito. La Locura. Deseo de escritor, desprecio de escritor. Muerte, mátalos. Almas en pena. Asco. Muerte. Desóllalos. Muerte. Destájalos. Muerte. Cástralos. Muerte. Destrípalos. Muerte. Almas en pena. Asco. Desprecio, rechazo. Mueran todas, no soy como ustedes.

Chirridos, gemidos, alaridos. Presión en el pecho, en el vientre, en el sexo. Sudor, saliva, lágrimas, fluidos. La cabeza rodando, de aquí para allá. Almas en pena, asco, muerte, dolor. La barca, abandona. La barca, se aleja. El camino, nuevo Infierno. Ardor, calor, pasión, deseo. Chirridos… acallados. Presión… desparecida. El sudor… se evapora. La cabeza… siempre estuvo ahí. Las almas en pena… lejos, lejos de mí. Lejos su inmundicia. Corro, corro. Sólo corro, quiero hundirme, en lo más profundo. Quiero hundirme. El noveno círculo, hasta el fondo. Quiero hundirme. Corro, corro. Pasos cortos, pasos largos, sólo quiero hundirme.

El chorro, el golpe. Sobre de mí, me cubre. Me hundo. Cada vez más. Me hundo, más abajo, más al fondo, me hundo. Cierros los ojos, toco mi cuerpo; se hunde más y más. Noveno círculo. Sin chirridos y alaridos. Sin presiones en pecho y vientre. Sin sudor ni fluidos. La cabeza en mis hombros. Sin almas en pena, asco o muerte. El ardor ha muerto. Me hundo, sólo me hundo. Me dejo llevar. No más Infierno. Al menos por hoy.

martes, 15 de abril de 2008

Capítulo cerrado

¿Por qué fingir? ¿Cuál es la necesidad de ello? ¿Necesitas acaso mantener esa máscara al frente por tanto tiempo? ¿Cuánto es el tiempo adecuado para ello? ¿Un mes? ¿Medio año? ¿Dos años? ¿Un siglo? ¿Por qué lo haces? ¿Requieres refugiarte tras ello, por salvaguardar tu orgullo? ¿O por tu honor? ¿O simplemente quieres hacerle creer al otro que no pasa nada? ¿Quieres ser el chico fuerte de la historia? ¿Quieres ser de acero, de diamante, de platino? ¿Irrompible? ¿Quieres ser el chico con la vida por delante? ¿Quiere ser el chico que lo puede todo? ¿Quieres una vida feliz?

Agotador. Extenuante. Fatigante. Estresante. ¿Por qué? Porque no encuentro explicación a lo interior, a lo que me carcome. La culpa. La rabia. El odio. El deseo. El amor. Es todo junto, como mezcla de brebaje pagano. Un viejo remedio. Ancestral. ¿Por qué? No lo entiendo, nada de nada. Lo miro, remiro, una vez más. No logro entender ni un carajo de esta situación. ¿Por qué me has hablado? ¿Cuál es tu pretensión? Tú y yo hemos quedado en el pasado, y tú has seguido tu vida. La has seguido bien según sé. Tú y yo somos pasado. Somos. Fuimos. Fue. Creo.

Fuimos. Fue. Tal como es. La herida abierta. Tú. Yo. Está ahí todavía, no ha podido cerrarse. Sigue ahí, escociendo de vez en cuando. Menos. Más. Depende de muchas cosas. ¿Cuánto te ha escocido estos días? A mí me escoció mucho. Demasiado. No cerraba. Es feo, ¿sabes? Traté todos los remedios pero el dolor no desapareció. Hasta después. Bálsamo angelical. Sí, un ángel me lo dio. Sí existen, ¿sabías? Bálsamo angelical. Pero le falta un ingrediente, sólo uno. No, él no lo tenía. Él no tenía permitido dármelo. Él no podía dármelo. Lo tienes tú. ¿Sabes? Yo tengo tu ingrediente también.

Pero yo no tengo bálsamo. Yo sigo igual que antes. El dolor. La frustración. Desesperación. Odio. Rencor. Decepción. ¿Por qué? ¿Por qué lo hiciste? Será lo que jamás me logre responder. Jamás hallaré la explicación adecuada. ¿Me amabas? ¿En verdad lo hacías? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Era todo mentira? ¿No te era suficiente? ¿Cuál fue mi error? ¿Por qué? Te di mucho, ¿sabes? Te di demasiado. Y más te iba a dar, mucho más. Sólo… sólo un poco más. Hubieses esperado, hubieses sido paciente. ¿No has aprendido que la paciencia es una virtud?

Aprendo y olvido. Caigo, recaigo, sigo en el mismo sendero. Fuiste mi error, a fin de cuentas. No debió pasar. O debía pasar. Fuiste la elección más acertada de mi vida. Todo pasa por algo. Algo pasa por nada. Todo pasa porque uno quiere. Lo que uno quiere puede pasar. Aprender. Seguir. ¿Qué hice? La forma tortuosa del sendero. El camino de piedras y polvo. Masoquista. Prefiero el polvo. Prefiero la suciedad. Prefiero el viento eterno. Pero se madura mejor, más rápido, con lecciones más profundas que por el otro camino. Sabiduría enlatada. Sabiduría por kilos. Sabiduría… sabiduría. Aprendí, crecí. A tus expensas, no lo niego. No, no estoy orgulloso. Sí, quisiera cambiar el pasado. No, no me arrepiento de las consecuencias. Sí, sí del hecho. No, no regresaré.

No sé qué pensar, una parte te quiere conmigo todavía, ¿sabes? Fingir, evitarte. No podía verte. No podía estar cerca. Huir. Sólo quería huir. Amar. Sólo te quería amar. Odio. Sólo te quería odiar. Quería tenerte y alejarte. Quería matarte y devolverte a la vida. Quería partirte en dos. En tres. Mil. Quería dividirte en tantos sentimientos como tenía. Quería dividirme. Quería repartirnos a los dos. Odio a las manos. Rabia al pecho. Deseo en los ojos. Temor en la boca. Pasión al sexo. Indiferencia a los pies. Amor al corazón. De haber podido lo hubiera hecho. Dividirte. Dividirme. Dividirnos. Sacar todo, saciarme. Si daba una parte de mí a cada parte de ti, quizá hubiese entendido todo. ¿Por qué? Sólo podía fingir. Huir. No estabas. Nunca estuviste. Tras los párpados puede ser lo que yo quiera. Nunca estuviste.

Y ocultar la verdad. Esconderla en la oscuridad. ¿Qué te pasaba? Lo sentía. Odio. Rabia. Rencor. ¿Cariño? Me evadías, evitabas. Huías. Siempre que me acercaba tú ya estabas en otro lugar, fuera de mi alcance. La mirada nunca se cruzó. Siempre me pregunté, ¿qué hubiese pasado? ¿Te lo hubiese dicho todo en una mirada? ¿Me lo hubieses dicho tú? ¿Habría entendido lo que había dentro de ti? ¿Habrías entendido lo que había dentro de mí? Nunca la mirada. Nunca de cerca. Nunca de frente. Nunca tú. No estabas, nunca estuviste. Jamás. No existías. Nunca estuviste. Nunca estuve. Los dos en la nada. Los dos, nadie era nada. Los dos, lo éramos todo.

¿Por qué? No me lo entiendes, no creo que lo hagas. Si quisieras intentarlo, sería peligroso, para ti, para mí. ¿Verte? Nunca estuviste. ¿Cómo verte cuando nunca estuviste? ¿Cómo verte cuando tras los párpados es lo que yo quiera? Verte. Verme. Vernos. ¿Por qué? Todo es un remolino, confuso, agitado, revuelto. Todo es… ¿Por qué? ¿Cómo verte? Nunca estuviste. No puedo verte. Verte. Tendría que negar mi realidad, porque en ella tú ya no existías.

Verte. Vernos. Es sólo el inicio. La realidad no es realidad. La fantasía no es fantasía. La realidad no es la fantasía. No estabas ahí. Ahora lo estás. Ahora, antes. ¿Cuándo? Verte. Perdón, debo de hacerlo. Es lo mejor, lo necesito. Lo hago por mí. Quiero mi ingrediente. Quiero mi bálsamo completo. Lo hago por mí, porque me amo. ¿Para qué el rencor? ¿Para qué fingir? Quiero mi ingrediente. Me quiero. Lo hago por mí. Verte. Aprovéchalo. Yo lo haré. Mediodía. Las letras sobre el papel. La pluma rasga. Lento. FIN.

Capítulo cerrado.

lunes, 14 de abril de 2008

Evolución

No puedo dormir,
necesito expulsarlo.
Quiero creerte,
aún estarás ahí.
Mi corazón lo pide,
quédate ahí.

No concibo la idea
de tu aprtida,
pero he de ser fuerte.
No será por siempre,
y lo sé.

Por mí ha de ser,
por mí será.
Toma mis palabras,
es promesa;
este año no acabará
sin que lo veas.

Evolución divina,
justo frente a tus ojos;
evolución del alma,
etérea, real.

Me dijiste que luchara,
que no te dejara escapar.
Y lucharé, eso es seguro,
pero tu lucha es diferente.

Tu lucha es mi lucha,
tu lucha empieza en mí.
Tu victoria es mi voctoria.
Lucho contra mí.

Me diste la clave,
¿sabes eso?,
me dijiste cómo luchar,
cómo recuperarte,
cómo librar mi batalla.

Me costó reconocerlo,
una lucha diferente,
no como las otras,
no mancillándome.
Honrándome,
enalteciéndome,
esa es la lucha.
Evolución.

Me amas, lo sé.
Te amo... ¿lo sé?
Me haces dudar,
pero algo dentro
dice que es cierto.

El amor no muere,
¿sabes? Persiste.
Es más terco que yo.
El amor espera,
el amor guía,
el amor sana,
el amor crea,
el amor cuida,
el amor evoluciona.

El amor deja ir.
Si regresa, es tuyo.
Si no, no lo fue.
¿Crees que regresaré?
Me dejaste ir,
me dejaste libre,
es mi prueba de amor,
es la prueba
de que soy tuyo.

¿Me amas?
¿Me tienes fe?
¿Crees en mí?
Volveré entonces,
volveré nuevo,
volveré sabio,
volveré maduro.

Por mí,
por mí lo haré,
pero en el fondo
también por ti.

Es sólo la prueba.
El amor verdadero
la ha de pasar.
¿El tuyo es verdadero?

Si el tuyo es,
esperarás.
Si el mío es,
volveré.

Si el tuyo es,
me aceptarás.
Si el mío es,
evolucionaré.

Dios es testigo,
él lo sabe ahora,
que es cierto.
No descansaré
hasta lograr mi objetivo.

Templanza.
Carácter.
Fortaleza.
Valor.
Confianza.
Fe.
Prudencia.
Perdón.
Cariño.
Amor.
Los dos.

Él (Redención)

No, no es el frío. Ese ya pasó, aunque no el viento. Mucho sol en el cielo, mucho, al menos para mí. Una inusitada tarde de abril, donde el cielo es el infierno y la tierra es el noveno círculo. El noveno todo alrededor de mí. Y mis minutos pasan, eternos y breves, bajo Apolo. Esperando un camión. Un camión que parece no llegar. No es tiempo muerto, ya lo ocupo, pensando. Esa es mi profesión, veinticuatro horas al día, siete días a la semana, trescientos sesenta y cinco (o seis) al año. Asco. Me siento un cliché barato.

El viaje, lento, tortuoso, de pie y rodeado de gente. Es entonces cuando recuerdo por qué odio el servicio público. Reviso mi cartera. Ahora recuerdo por qué lo uso. Caminar, correr, por gusto o necesidad. Barato, fácil. Tardado. Por eso estoy aquí.

La vida bulle, por todos lados, por los rincones. Por encima y debajo de las piedras. Hasta por debajo de mi banca. Vida por todos lados, pero yo trato de huir de ella. Por eso pienso, me genero mi burbuja que me aísla, me protege. El sonido se va. La vida no existe. Por unos instantes soy yo en la nada y me siento completo. Luego, todo se va. Vida. Yo no quiero vida. Me quiero.

Tengo frente a mí al héroe local incrustado en fuego. Rodeado de sus compinches, todos juntos son una gran banda. Cuidan la puerta. El verdadero tesoro está dentro. El tesoro del Cielo, el tesoro bendito que nadie tendrá. El tesoro mismo huye de nosotros. Entonces, ¿para qué quieren guardianes? Es el héroe local, el que dio nombre a la ciudad. El guerrero de emergencia. El sol le da en la cara, es altivo, es fuerte. Quiero ser como él. Es el héroe local.

De nuevo la espera. Espero, pienso. Pienso, espero. Todo va de la mano. Igual he de pensar el tiempo aquí. Pensaré cosas que son y que no son. No sé, sólo me gusta pensar. Es mi profesión. No me paga pero, ¿qué me importa? Me quedo con mis pensamientos. No son de oro, pero valen.

No es el frío. Bueno, sí lo es. Una inusual tarde de abril. Un abril “enerado” o “afebrerado”. Febrero loco, marzo otro poco. Y abril sufre de esquizofrenia narcisista con impulso de ira involuntaria. Necesito llamar a mi psiquiatra. Es el frío, ahora sí, y no me gusta. Y con él se van mis ideas. Apolo casi muere. Mis pensamientos se van. Con él.

Él. Sus ojos. Él. Sus labios. Él. Su cuerpo. Él. Su vida. Él. Su sexo. Él. Él… Por todos lados. ¿Qué es? ¿Qué fue? ¿Qué será? Sólo Él en todo sentido. No tengo manera de describirlo, porque Él no es descriptible. Sólo puede ser entendido como un todo, como la idea. Él. Sus ojos. Él. Su vida. Él. Su sexo.

Parte importante. Me llena. Literalmente. Dentro, siempre dentro. No de mi sexo, eso sería imposible. Digamos que es mi sexo secundario. Siempre dentro. No lo sé, sólo pasa. Sólo lo siento. Quiero que pase. Quiero sentirlo. Él. Su sexo. Es el lado íntimo de la vida. El lado último. ¿Qué pasa ahí? Pasa todo. Pasa nada. Pasa, sólo pasa. Y cuando pasa, dentro.

Nos ha visto Apolo, Selene también. Ellos lo saben, dentro, siempre dentro. ¿Por qué? Porque quiero. Cuando las palabras han muerto, es la mejor manera de decirlo. Él lo sabe. Si no lo digo, lo hago. Si no lo hago, lo digo. Pero siempre busco cómo. Y aún soy novato, ¿sabes? Pero se hace lo que se puede. ¿Qué qué hay de las otras veces? Ensayos fallidos. Aprendí, no lo suficiente. El daño. Mayor. Resultado. Él. Lo sabe, lo hace. Era hora.

No, no es eterno. Eso me dijo. Creo, claro. Es Él. Él no habría de mentirme. Pero cuesta. Una vez dentro, no sale. Él lo sabe. Sabe que no saldrá. “¿Tanto te has empecinado conmigo?”. Pregunta necia. Sabes que sí. Eres libre. Soy terco. Soy comprensivo. Me amas. Es contradictorio, pero es. Respiro. Inhalo paciencia y fortaleza. Exhalo dolor y desesperación. Intercambio justo. Prometí que lo haría. Lo hubiese hecho antes.

Los ángeles. Aparecen cuando uno menos lo espera, como menos lo esperas, de la forma que menos esperas. A veces, es difícil darse cuenta, aún más entenderlos. Actúan por su cuenta, actúan sabiamente, actúan como no lo entenderás. Sólo ten fe, sólo confía. Esperanza. Ellos saben lo que hacen. ¿Por qué no confiar? Te miro. Miro cielo. Es verdad todo. Veo tus alas, la aureola. Vuelo. Eres Tú. Yo, en tus brazos. Claro, ahora lo entiendo todo. Dentro. Sigue siendo dentro, la misma sensación. Pero de manera diferente.

Frío, de nuevo. La callejuela, silenciosa, poco iluminada. Pienso. Pienso en lo que habrá, pienso en el camino. Pienso en el futuro. ¿Pasará? Quiero. Puedo. Lo haré. ¿Acaso no eres fuerte? Sabes que sí. Tantas veces te lo has dicho. ¿Un año? ¿Dos? ¿Tanto? No. Es un reto, tómalo. Quieres ser el mejor. Evoluciona. Mejora. Crece. Sé sabio. Carácter. Fortaleza. El héroe local. ¿Maduro? Demuéstralo. Puedes, lo sabes. Luces, ruido. La avenida. Frío. Frío todavía. Sólo externo. La piel, la cara. Dentro. Siempre dentro. Es sólo calor. Siempre fue calor.

Muchas posibilidades. Libertad. Será difícil. Retos. Tentaciones. Las pruebas divinas. Pero puedes, ¿no? El espejo es inquisitivo. No hay peor juez. Pero hoy se muestra benévolo. Raro en él. Ha sonreído. “Eres más sabio”. Sonrío yo también. Lo soy. Sonrío un poco. Pinto el mundo verde. Ya lo sé, lo sé todo. Siguiente paso. Último paso. Capítulos inconclusos. Inicio, desarrollo, clímax, resolución. Final. Desenlace. El desenlace se perdió. Capítulos inconclusos. El desenlace no se perdió. Sólo no lo escribí. Sólo unas líneas más. Sólo unas cuantas. Y todos, dirán lo mismo, terminarán igual, esas tres letras. Cerrados, completos, acabados, solucionados. Todos. Era hora. Todos. Empiezo uno nuevo. Más largo. Todos. Es el giro inesperado de la historia. Todos. Es mi secuela, es la redención. Todos. Acaba la condena. El Ángel. Él. Redención. Todos. Cerrados. Todos. FIN.

domingo, 13 de abril de 2008

Ángeles

Llegan cuando menos lo esperas,
cómo meno lo esperas,
en formas que nunca esperas.
Actúan por su cuenta,
actúan sabiamente,
actúan como no lo entenderás.
Sólo ten fe,
sólo confía.
Son ángeles, ellos saben lo que hacen.

[Gracias mis ángeles... llegaron cuando debían. En especial tú... el más querido de todos]

viernes, 11 de abril de 2008

L.O.V.E.

L is for the way you Look at me,
O is for the Only one I see,
V is Very very extraordinary
E is Even more than anyone that you adore.

And love is all that I can give to you,
love is more than just a game for two.
Two in love can make it,
take my heart but please don't break it.
Love was made for me and you.


Canción: L.O.V.E.
Intérprete: Michael Buble
Álbum: Call me irresponsible

martes, 8 de abril de 2008

Lalassu (1° parte)

Leonardo se escondió debajo de la mesa, tratando de que el mantel ocultara lo más posible de él. No sabía exactamente cómo había terminado ahí, pero sabía que de cualquier forma, no era bueno. Escuchó pasos cerca... Si no encontraba la manera de salir rápido, todo quedaría ahí.

La emoción y el nerviosismo le cruzaban por todo el cuerpo. Había estado esperando este momento por mucho tiempo, todo el que le tomó reunir los elementos necesarios, esperar la fecha adecuada y poder prepararse como debía de ser. Una parte de él tenía miedo de lo que pudiese pasar, previamente se había preocupado en informarse cuáles podrían ser las consecuencias negativas de ello. Pero a pesar del riesgo que podía correr, estaba decidido a hacerlo y no se retractaría ahora. Miró por la ventana. La luna estaba justo frente a él, enorme, rojiza, irradiando una tétrica luz por todo el mundo. Un haz rojizo entraba por la ventana y caía al suelo, en la habitación oscuras. Casi cubierto por la luz, un extraño símbolo estaba marcado en el piso. Frente a él, Leonardo esperaba impaciente. Unos minutos más... sólo unos minutos más.

La puerta del fondo estaba abierta. Leonardo salió de debajo de la mesa y corrió hacia ella, tratando de no hacer ruido. Con discreción la cerró y miró finalmente la nueva habitación. Un salón enorme, lleno de pinturas en las paredes, candelabros en el techo, algunas estatuas y algo que parecían dos tronos al fondo del mismo. En su desesperación por ocultarse, Leo corrió hasta los tronos sin fijarse en las pinturas o las esculturas. Y ni siquiera quería verlas, ya sabía lo que estaba en ellas. Y si no escapaba a tiempo, lo sabría de primera mano.

El símbolo estaba cubierto por la luz, todo estaba en su lugar, el ambiente estaba perfecto... sólo faltaba que él lo hiciera. Respiró profundo, dio un paso y comenzó. Sabía que se podía meter en problemas, y ahora más que nunca tenía miedo. Pero no se detendría. Sólo muerto lo podrían detener de su intento.

Ya había estado vagando algún tiempo por los pasillos, buscando algo, lo que fuese, que lo sacara de ahí. Sabía ahora que su intento sería en vano y que su única posibilidad era salir de ahí. ¿Cómo había sido tan tonto como para creer que podría lograrlo? Casi le dio risa al recordar el momento en que tomó la decisión, emocionado, pensando en las posibilidades. La vista de los cuadros en las paredes acentuaban ese sentimiento de ironía y aprehensión que lo invadía en esos momentos. Fue entonces cuando lo oyó. Se acercaba por un pasillo lateral que estaba un poco más adelante. De inmediato, Leonardo corrió hacia la puerta más cercana y entró.

La única salida del salón era una trampilla en el piso detrás de los tronos. Sentado en el piso detrás de uno de ellos, tratando de ocultarse, Leonardo reflexionaba si sería la mejor opción el meterse ahí. Las posibilidades de escapar aumentaban, pero igual no sabía lo que encontraría dentro. Podría resultar mucho peor... En dos segundos se decidió y se metió en ella. Cuando cerró la trampilla, escuchó que la puerta del salón se abría.

1001

1001 besos te daré cuando te vea, por las
1001 miradas que me has robado desde que te conozco.
1001 razones me has dado desde entonces para amarte, y en
1001 noches entregarme a ti, tenerte en
1001 sueños y aún más, en
1001 realidades.
1001 rosas te regalaré, por las
1001 partes de mi corazón que has ocupado,
1001 estrellas del cielo bajaré, y por el universo buscaré
1001 lunas para ponerlas en tus cabellos.
1001 ángeles he invocado para cuidarte por
1001 vidas, que siempre te acompañen y te lleven los
1001 recuerdos que tengo yo a diario de ti, para que no te olvides de mí.
1001 años he de quererte a partir de ahora,
1001 siglos he de desearte fervientemente,
1001 milenios he de estar contigo, y
1001 eternidades he de amarte.

miércoles, 2 de abril de 2008

No puedo decir que no es cierto

No sé si será la noche, mi taza de té, la música en el ambiente, el aire fresco, el calor del cuarto.... o simplemente el corazón.


Pero no puedo decir que no es cierto, cuando lo siento en mi piel, cuando guardo aún sus caricias, las suaves y dulces, y las salvajes y apasionadas.


No puedo decir que no es cierto, cuando mis labios reclaman aún los suyos, cuando sé que un sólo beso podrá firmar mi sentencia de muerte.


No puedo decir que no es cierto, cuando mi cuerpo lo reclama a gritos, cuando se estremece en las noches pensando en él y se recorre él mismo, ardiendo en deseo por tenerlo.


No puedo decir que no es cierto, cuando muy dentro de mí sé que muero por que me haga suyo, que ansío que me tome, perderme en sus brazos, en su virilidad, que me demuestre su amor a su manera.


No puedo decir que no es cierto... no podría mentirme. Sería inútil, lo sé, porque no tardaría en revelar la verdad, en volver a sus brazos, en hundirme en su pecho, en clavarme en sus labios, en entregarme a él por completo.


No puedo decir que no es cierto, no lo puedo negar, no puedo guardar mis palabras.


TE AMO