Algo así me siento todos los días...

jueves, 8 de mayo de 2008

Confesión nocturna

No lo puedo evitar. Verlo ahí, tendido, boca abajo, indefenso. Es cierto, las personas no cambian. Ni siquiera después de muertas. Mi demonio interno despertó al verlo así, y como siempre, me dominó. ¿Qué busco aquí? Nada en especial, sólo pasar el rato, y tengo a mi víctima perfecta. Pero no quiero que me vea. Quiero poseerlo, que sea mí, dominarlo, humillarlo, ser su amo. Quiero hacerle lo que me plazca. Pero no quiero que me vea. Y lo tomo, como en otras ocasiones. Nada nuevo, pero prefiero lo que ya conozco. Le tomo la cabeza y no lo dejo que volteé, pero él tampoco parece interesado en hacerlo. Bien, es una oportunidad y no la voy a dejar ir. Y como otras noches, lo hago sufrir para mi placer. Como otras veces, soy un salvaje y un sádico. Y me encanta serlo. No sé qué me excita más, si los gemidos de placer o los gritos de dolor. O los dos mezclados. Es una extraña excitaición que no puedo controlar. Mi demonio interno se suelta y es feliz martirizando al chico. Y yo soy feliz. No, la gente no cambia. Pero lo quiero para mí de todos modos. Es obsesión, es deseo.Quiero hacerle esto todas las noches, y que cada noche él me lo pida. Quiero sentir su frágil cuerpo sucumbir ante el mío, ante mi insitnto y deseos. Y como cada noche, termino y me voy, satisfecho, tranquilo. Lo dejé, a merced de no sé quién más. Ni siquier volteé a ver cuando lo dejé. Si se quedó ahí o se fue no me importa. Pero no me vio, estoy tranquilo. Aún no es momento de que me vea. ¿Qué haría se me viera, si me reconociera? Espero que nada... que siga siendo el chico sumiso y complaciente de siempre. Volveré mañana por él. Es mi droga, y necesito mi ración.

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