Reflexión post-filio

Es simplemente que no puedo encontrar las palabras a lo que pasa. ¿Es que acaso nunca habré de pasar por ello? ¿Será que acaso estoy destinado a llevarlo conmigo por toda una vida? No entiendo por qué pasa esto, por qué el cambio drástico de las cosas cuando se aparece ante mí, por qué me genera situaciones como éstas. Pensarte no es lo mío, o al menos no se supone que lo fuera. Soy capaz de olvidarte cuando estoy lejos de ti y cuando soy capaz de distraerme en algo más, pero si la ociosidad regresa a mí, o peor aún, si tú regresas a mí, el mundo ha de tambalearse nuevamente y sus cimientos demuestran ser más frágiles de lo que pensaba. Definitivamente tienes un poder mucho mayor del que esperaba y pensaba. Tienes algo que no logro entender todavía, algo mágico e inexplicable que me fascina y enloquece como nunca nada me ha fascinado ni enloquecido, ni antes ni después, no ahora ni nunca. No sé por qué lo haces, o siquiera si lo haces a propósito o no te das cuenta de tus efectos, pero cuando pasa, pasa, y es algo de lo que no me puedo librar.
Pienso todos esos momentos pasados, me hundo cada vez más en la melancolía de lo que fue y aunque no quiera hacerlo llego incluso a la melancolía de lo que pudo ser, lo cual es aún pero que mantenerme sólo aferrado al pasado, sino aferrado a un pasado que ni siquiera es real y nunca existió. O al menos en este plano de realidad que me tocó vivir. A veces me digo, ¿por qué no me habrá tocado otro plano de realidad? Supongo que por algo debe ser, algo debo cumplir en este plano y por eso las circunstancias que se me presentan aquí. Pero no sé si tu circunstancia sea en realidad la base de mi futuro o sea sólo algo efímero a lo que le estoy dando mayor importancia de la que realmente debiera tener.
Y como lo sabrás, no puedo dejar de preocuparme por ti, no puedo dejar de sentir que tengo una cierta responsabilidad para contigo. ¿Por qué? Se supone que tal sentimiento no debería existir, que no tendría razones para preocuparme por ti y por lo que te pasa o no te pasa, para sentir eso por ti, que no tendría por qué estar tan al pendiente te tu vida. Pero cuando se alcanza el nivel que yo he alcanzado… las cosas cambian, y cambian mucho. Radicalmente. Muchas críticas he recibido al respecto, lo sé, y sé que sus fundamentos son válidos, pero ésta es una de esas circunstancias en que la razón no es un argumento y lo que impera es el corazón, los sentimientos que tengo hacia ti. Sí, sé que soy generalmente un ser racional y busco la razón lógica de todo, pero esto debo admitir que no la tiene, y aunque sea incongruente, prefiero dejar llevarme por mi corazón. Y puedes estar seguro completamente, de que no importa lo que pase, no importa lo que me cueste, siempre estaré ahí tratando de protegerte y apoyarte, para darte un soporte cuando todo se esté derrumbando. Para cuidar que tu corazón no sufra como el mío ha aprendido a sufrir… porque no eres alguien que merezca tal dolor.
Porque mi único muso verdadero siempre has sido tú… siempre tú el único que ha inspirado los mejores escritos que haya logrado producir. A ti es a quien debo mis más grandes hazañas, éxitos y logros. Nadie más que tú ha causado tal efecto en mí, y no creo que nadie más vaya a hacerlo. Muchos lo han intentado, muchos han pretendido volverse mi nuevo muso, pero ninguno ha hecho las maravillas que tú en su momento, e incluso ahora, has logrado hacer. Eso y entre otras cosas, es tan sólo un parte de lo que te debo, es tan sólo un poco de todo lo que has hecho por mí. Mi maestro y mi pupilo, mi tutor, mi guía, mi compañero, mi amigo, mi cómplice, mi confidente, mi consejero, mi amante, mi ángel… mi todo.