Algo así me siento todos los días...

jueves, 17 de abril de 2008

Infierno

Infierno. Comala. Patmos. La mazmorra, aprisionado. No hay escapatoria. Infierno fuera. Infierno dentro. Comala, la soledad de la compañía. Patmos, el fin, la locura. Es el Infierno. Infierno. Satanás, Luzbel. No, ni ellos están aquí. Es más que el Infierno. Y el noveno círculo es el paraíso. Infierno, fuego, ardor. El sopor. El ahogo. La falta de aire, la cabeza da vueltas, la comida quiere desandar la senda. La cabeza, ¿cuál cabeza? No sé si la tengo o no. La dejé en casa. La dejé en el café. La dejé en otro lado, o la perdí aquí. Rodando, de ida, de vuelta, allá, acá. Junto a mis pies, sólo un momento. Calor, ardor. Prisión. Sudor, agua, saliva. Escurre, emana, se derrama, se desparrama, por el cuerpo, por el piso, por el camino. Va dejando el rastro, la guía. Sígueme. Ve hacia dónde voy.

El chirrido, el chasquido, el grito, alarido, gemido, ahogo. Suspiro. Sexo. Desahogo, suéltalo todo. El aire que escapa, aire de sexo. La noche, igual que antes, igual que la que nunca fue. La noche de hoy, el aire se le va nuevamente. Gemido, alarido. Voces, susurros, ruido. Ruido sólo ruido. Segunda prisión. Cadena perpetua, sin fianza, gruesas paredes. Demonios. Demonios de carne en las puertas. Demonios de miedo, de sonrisas. El demonio del espejo, en la puerta. En mi celda. En mi cama. Comala. El demonio en mi cama. La prisión, crece, enloquece. Y la salida abierta. El camino, minado. Gemidos, alaridos. Ruido, el ruido. La cabeza rodando, por aquí, por allá. La opresión en el pecho, en los oídos. Sin oídos. Explotan, sangran, mueren. Oídos, sin oídos.

El sudor, la saliva, la grasa. Excreciones. Por doquier, delante, detrás, a los lados. Ellos, ellos también. Las tienen, las tenemos, las juntamos, las coleccionamos. Me miran, ¿por qué? ¿Qué soy yo para ellos? Yo no soy ellos, no coy como ellos, no soy para ellos, no soy de ellos. Me miran, de nuevo. Las miradas de nuevo. ¿Por qué? Quiero huir, ya, ahora, desaparecer. Hundirme. Agua. Hielo. Hundirme, en la nada, el vacío. Lejos de ellos, lejos del Infierno. Lejos de los gemidos y el chirrido. Y soy la Tierra y sigo mi Sol. Y lo sigo, día y noche, y el trabajo me cansa. Quiero renunciar. Quiero huir.

Miradas por todo lados. Demonios, alrededor, todo alrededor. ¿Por qué me ven? Las voces, guturales, siniestras. En mi oído. En mi ojo. Ya casi, sólo un poco más. La opresión, pecho, estómago, vientre, sexo. El sudor, la huída. La Locura. La Diosa. La Reina. La Locura. En todos lados, a mi frente, detrás de él, opuesta y arriba. Y entra, lenta, suave. Entra por cada orificio, por los poros, por los ojos, por el sexo, por la boca, por mis cabellos, por mis dedos. Entra, no me muevo. Las miradas, la opresión. La locura sobre de mí. El Infierno, el gemido, el alarido. Patmos, la locura, el final. Desesperación. Angustia. Odio.

Almas en pena. Odio. Desprecio, inmundicia, asco. Asco. Repulsión. Elitismo. Lejanía. Rechazo. ¿Por qué? ¿Ellos? ¿También? ¿Por qué? No, no puedo. Cualquiera menos ellos. La barca de Caronte, llena, atestada, derramando amargura. Ellos, ¿por qué? No, no puedo. No con ellos. No soy como ellos. Me veo y no puedo. No quiero. Soy mejor, soy élite. No soy como ellos. ¿Ellos? Asco. No entrarán. Nadie entra, ni siquiera él. Sólo su sexo. No entra el sexo, entra él. Entran los dos en la noche. No entra ninguno al alba. No entrarán, jamás. No me uniré, peor. Almas en pena, ¿ustedes también? Asco, elitismo. No entrarán. Sólo él. Sólo su sexo.

Ardor, Infierno. Pasión. Pasión desbordada. Pasión maligna. Matar, asesinar. Muerte. Dolor. Sangre. Un festín de carne y sangre, de vísceras y fluidos internos. Un festín de deseo, de cuerpo humano. Festín de dolor. Muerte. Almas en pena, mueran, mueran conmigo. Al Infierno todos. Al Infierno las he de llevar. Muerte, dolor. El deseo. Quiero, no lo niego. ¿Será patológico? ¿Será necesidad? ¿Será requisito? Pérdida de la realidad, huir. Mi mundo. Mío. No tuyo. Mío. Muerte, dolor, el otro lado. La otra vida. Lo que tú no conoces y no te atreves. Lo he visto a la cara, a Él, de frente, a esos ojos de oscuridad y temor. Lo he visto, tú no. Requisito. La Locura. Deseo de escritor, desprecio de escritor. Muerte, mátalos. Almas en pena. Asco. Muerte. Desóllalos. Muerte. Destájalos. Muerte. Cástralos. Muerte. Destrípalos. Muerte. Almas en pena. Asco. Desprecio, rechazo. Mueran todas, no soy como ustedes.

Chirridos, gemidos, alaridos. Presión en el pecho, en el vientre, en el sexo. Sudor, saliva, lágrimas, fluidos. La cabeza rodando, de aquí para allá. Almas en pena, asco, muerte, dolor. La barca, abandona. La barca, se aleja. El camino, nuevo Infierno. Ardor, calor, pasión, deseo. Chirridos… acallados. Presión… desparecida. El sudor… se evapora. La cabeza… siempre estuvo ahí. Las almas en pena… lejos, lejos de mí. Lejos su inmundicia. Corro, corro. Sólo corro, quiero hundirme, en lo más profundo. Quiero hundirme. El noveno círculo, hasta el fondo. Quiero hundirme. Corro, corro. Pasos cortos, pasos largos, sólo quiero hundirme.

El chorro, el golpe. Sobre de mí, me cubre. Me hundo. Cada vez más. Me hundo, más abajo, más al fondo, me hundo. Cierros los ojos, toco mi cuerpo; se hunde más y más. Noveno círculo. Sin chirridos y alaridos. Sin presiones en pecho y vientre. Sin sudor ni fluidos. La cabeza en mis hombros. Sin almas en pena, asco o muerte. El ardor ha muerto. Me hundo, sólo me hundo. Me dejo llevar. No más Infierno. Al menos por hoy.

No hay comentarios.: